Último round del alcalde vs los tunjanos
Empieza el ültimo
round de los tunjanos contra el alcalde Füneme.
Él lleva la ventaja, durante
dos años ha preparado la chequera a su favor. Adquirió en pandemia suficiente experiencia
como youtubero e influencer de hostal, cuenta con un equipo de maquillistas y
comunicadores enfermos por alcanzar likes, una amistad con publicistas y
políticos del CD que lo mantienen atento a que participe en concursos nacionales
e internacionales, como Duque en su momento más cínico como mandatario.
Antes de seguir, ofrezco
una disculpa porque mi teclado no tilda las ües y las he tenido que reemplazar
con diëresis, signo que junto con la u, curiosamente me invoca la palabra caudillo
en alemán.
Füneme quizá no es el alcalde de
Tunja más polémico en la historia reciente (tuvimos a Flórez, Montejo, Cepeda
[de milagro y terquedad ha resistido esta ciudad]); pero, de que está en la
lista de los peores mandatarios de la capital boyacense, lo está (no cuando se
paga [con dinero público] RCN, Caracol y Cifras y Conceptos, obvio).
Ojalá que con cada
premio recibido por el Alcalde, los ciudadanos recibieran una rebaja al
impuesto predial, o, qué tal si el premio fuera pavimentar una calle, pero no,
estos premios son solo para hinchar el ego del mandatario.
La forma de gobernar
de Füneme (metido en una burbuja de aplausos, faldas levantadas y pantallas con
likes), no le han dejado ver ni escuchar a los ciudadanos, quienes le claman
que no haga más, que se quede quieto, que se vaya, que cada papel que firma es un
derechazo contra los tunjanos, quienes ya casi caemos tirados a la lona.
Y si caemos, nos
levantamos, como buenos perdedores, porque los tunjanos pareciéramos que nunca
damos lucha.
Pero, ¿cuánto más
podremos soportar?
Ya preparan el nuevo
ring para la nueva pelea entre alcalde y ciudadanía (que no fuera pelea si no
fuera porque el réferi, el Concejo, se deja comprar).
Las próximas votaciones a la
Alcaldía de Tunja son hasta ahora un destello que apenas permite distinguir
algunos nombres para reemplazar
a Füneme: John Carrero, Vicente Aníbal Ojeda y César López. Ninguna mujer,
ningún nombre nuevo, todo igual, lo que augura otra temporada nefasta para la
ciudad.
Tunja, vergüenza decembrina
Luego de horas esperando servicio público en el
terminal, de horas evadiendo huecos en las carreteras, los turistas encontraron
la Plaza de Bolívar cercada por vallas empapeladas con carteles de Coca Cola y
la Nueva Licorera de Boyacá. Caminaron hasta toparse con un tumulto de personas
que firmaban peticiones para un cabildo abierto contra el alcalde Füneme. Una
horda de carteristas aprovechaba las arengas de los voceros. Al ingresar al
Pasaje de Vargas, se horrorizaron con el precio del café y la cerveza, tan
elevado, que no tuvieron otra opción más que la saliva caliente de sus cogotes
para tragar la angustia de estar en el Gallinero de Bolívar. Quienes corrieron
hacia el Camol, se estrellaron contra una inmensa lona verde, resbalaron en el lodo
y finalmente cayeron noqueados por el olor a gas. Los que optaron por visitar
el Bosque de la República, se fueron perdiendo entre escombros, mierda y
papeletas de bazuco. Se salvaron los turistas que se quedaron en los centros
comerciales del norte.
Las recientes estadísticas
del DANE y un informe realizado por la Cámara
de Comercio enfocado en medir el impacto comercial del Aguinaldo Boyacense 2022,
dejan a Tunja como una de las ciudades capitales más costosas de Colombia (es
que ni siquiera para compararla con Bogotá). Qué pena con los vecinos que nos
visitaron.
Para el segundo día del
Aguinaldo, tan insensato como todo en su gobierno, Füneme lanzó acusaciones
(sin fundamento o justificación alguna) de vandalismo contra el patrimonio
cultural, citó autoridades militares con el fin de resguardar el casco histórico.
Tuvo que hacer una acusación tan bárbara, para cubrir los daños realizados por
sus socios al instalar las vallas y baños en el Gallinero de Bolívar. Y eso lo señaló
la ciudadanía en redes sociales, cuando los encargados terminaron de levantar
el último tornillo de las costosísimas losas. Menos del diez por ciento de los
tunjanos (teniendo en la cuenta los turistas), asistieron a los conciertos, de
ese porcentaje al menos la mitad se quejó del sonido (la otra mitad estaba
ebria). Pero Füneme, ebrio en la tarima, balbuceó a través del micrófono, que
todo estuvo de maravilla en los Aguinaldos.
Las reparaciones de la carrera
décima desde el Camol hasta Mr. King, en sus mal ejecutados proyectos (con al
menos cuatro rupturas de gas, días y noches sin trabajadores a la vista, malos
olores, carteristas escondidos tras inmensas lonas verdes), dejó salir a una
plaga de ratas (con puñal y/o contrato en mano) que invadieron todos los
negocios y viviendas; el cierre de la vía durante tanto tiempo no permitió que
los comerciantes vieran un centavo de alivio; el colapso del transporte público
que debía pasar por el centro de la ciudad.
La incompetencia del
Consorcio SAGA, la falta de cojones del Concejo y la sagacidad de Füneme,
dieron todo de sí para no finalizar las obras de la Plazoleta San Francisco el
año 2022, proyecto que viene con el Plan Bicentenario desde el 2016 con un
costo cercano a los seis mil millones de pesos.
El periódico El Tunjano informó
que, durante los Aguinaldos, “En promedio, los empresarios que manifestaron una
disminución en sus ventas, indicaron que fue del 41,28 %”.
A esto se le suma que las cifras del DANE
dejaron a Tunja como la segunda ciudad más costosa debido al incremento de
precios de alimentos y bebidas alcohólicas. Abro un paréntesis para dejar la
pregunta, ¿el alcohol vendido en el Gallinero de Bolívar, era exclusivo de la
Nueva Licorera de Boyacá?
Pero a Füneme no le importó
el clamor y desespero de la ciudadanía, y, con todo el cinismo que caracteriza
al histérico, así festejó.
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