De Rusia con amor: Los incendiarios

  Un ruso conquistó el corazón de los tunjanos y, no hay lugar adónde escapar. Su nombre es Mijaíl, pero no Bulgákov, sino uno con apellido más huraño, como de malo de película del Agente 007: Krasnov, Mikhail Krasnov. Trajo banderas nuevas con lemas de siempre: democracia, anticorrupción, transparencia, incluso prometió deshacerse de las políticas tradicionales que tanto daño han hecho a la capital boyacense. Como alcalde, el ruso ha exprimido hasta lo ridículo las redes sociales para tratar de mantener la aceptación de todos los ciudadanos y, sobre todo, ganar la confianza de quienes no votaron por él; y, hay cierta desesperación en ello, pues sabe que es manejado al antojo de un par de incendiarios rojos y algunos exiliados verdes, y sabe, que lo sabemos. Por eso, este capítulo de Café del Pasaje, es un camino bifurcado: ‘De Rusia con amor’, y, ‘Los incendiarios’. Capítulo uno, De Rusia con amor. Durante la última década he querido convencerme de que Tunja ya no es una ancia

Todo acto cultural es subversivo

Fragmento de The Mirror, Andrei Tarkovsky

Aunque la cultura en Colombia no ha tenido el apoyo del gobierno como sí lo tiene en otros países, debido a la inversión en guerra y en abrigos de piel para las señoras de la Casa de Nariño, se mantiene en pie de lucha contra los del capital, contra los que dicen escribir la historia.
La cultura reta los tabús de la sociedad, elimina paradigmas y moralismos, para crear conciencias críticas y con criterio, transformando entes enclenques de computadora y celular, en seres capaces de entender y cambiar la cosmovisión.
Según Vanessa Vallejo, reconocida economista y de derecha dura –como se dice así misma-, en su artículo para el PanAm Post La izquierda colombiana oficialmente ha cambiado de estrategia, dice que en universidades, colegios y centros culturales, se han impuesto ideologías socialistas sin dar respiro a otra cosa que no sean los conceptos del marxismo, que la izquierda ha cambiado obreros por actores culturales, que las ideas económicas del socialismo son ahora colchones para desamparadas minorías.
La autora escribe: “Es momento de que la derecha colombiana empiece a dar la lucha en el ámbito cultural”. Sí, es hora de que la derecha se eduque en espacios de humanidad, de artes, de filosofía, de derechos humanos, para que entiendan que la cultura es sinónimo de vínculos sociales, amistad, respeto por el otro, amor, desapego económico; es hora ya que se sumerjan en otras instancias que no sean el capital y la guerra para que entiendan que todo acto cultural es subversivo contra los que atropellan la vida.
Le queda grande a la derecha abrazar a la poesía y a la vida, al amor y a la cultura, porque en ellos vive el dinero sobre cualquier cosa. Porque maltratan y se burlan llamando mamertos a los que decidieron no agarrar un fusil sino un libro, pararse sobre las tablas de un teatro, danzar, cantar, interpretar un saxofón en una esquina de la Plaza de Bolívar.
El multiculturalismo se inclina a la izquierda porque encuentra en ella manos extendidas, comprensión, tolerancia, entendimiento, libertad; las faces económicas –necesarias en algunos casos-, son reprimidas por el solo querer hacer arte, por el solo hecho de querer plasmar en una obra un pensamiento que nace en las entrañas.
La derecha jamás podrá ser creadora ni apoderarse de la cultura porque no la entiende, porque lo único que está a su alcance es admirarla desde el sofá.

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